El Grupo Eureka, el asbesto cemento, y la diversificación de una empresa constructora en México

El Grupo Eureka, el asbesto cemento, y la diversificación de una empresa constructora en México

 Las técnicas y los materiales, son elementos cuyo estudio aporta riqueza a la historia de la arquitectura pues se vinculan directamente con el desarrollo de la disciplina, y promueven su constante evolución.  Algunas historias de los materiales en nuestro país llegan hasta el presente, otras , en cambio, son aleccionadoras, como la del asbesto cemento y el Grupo Eureka que les presentaremos a continuación. 

 

La palabra con la que se le designa al asbesto proviene del latín asbestos y significa incombustible, inextinguible o indestructible y se utiliza para denominar cualquier material que se fragmenta en fibras. El material se conoce desde la antigüedad y se ha utilizado durante más de 2 mil años. La mención más antigua de éste aparece en un texto griego escrito en el año 300 a.C. por Teofrasto, filósofo discípulo de Aristóteles. Por sus propiedades, acaparó la atención de magos, alquimistas, inventores, reyes, emperadores y guerreros. No obstante, en estas tempranas épocas, el asbesto sólo se empleó en pequeñas cantidades.

En México y para el caso específico de la construcción, el asbesto tuvo un período de auge de la mano de la compañía que elaboraba productos y los distribuía: Grupo Eureka, fundada en el año 1923 por el empresario español Manuel Suárez y Suárez. La innovación de este negocio, que llevó a Suárez a la cumbre de la empresa en México, fue la fabricación de tubos elaborados con un material desconocido hasta entonces: el asbesto cemento. Gracias a los miles de metros de tubo que Suárez construyó en sus plantas, se pudieron tender las redes de drenaje en gran parte del territorio nacional.

La primera gran proeza empresarial de Suárez fue entrar a la producción de asbesto cemento fabricando láminas y tejas, que en su momento se consideró temeraria. Para aquella época, la compañía manejaba el nombre de Techo Eterno Eureka, la cual pasó más de diez años sin obtener logros de importancia. Fue hasta la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia, cuando se le otorgó un crédito a través del Banco Hipotecario Urbano y de Obras Públicas recién fundado. Su director, el ingeniero Juan de Dios Bátiz se lo otorgó a Eureka con el objetivo de fabricar, ya no tejas o láminas, sino tubería para obras de alcantarillado y distribución de agua potable.

La colocación de tuberías requería amplios contratos que incluían instalaciones sanitarias y de drenaje, trazo y pavimentación de calles y mobiliario urbano. El giro de Eureka se transformó para convertirse en una empresa de ingeniería y urbanización, tanto para el sector privado como para el público: su presencia comenzó a sentirse en toda la República Mexicana con la construcción de carreteras, presas y sofisticadas edificaciones. Para 1938 Eureka rebasaba a todas las empresas de la industria de la construcción, tanto en reputación como el volumen de obra.

Al importar de Italia la maquinaria para fabricar tuberías de asbesto cemento, Suárez invitó a colaborar en México a sus diseñadores y fabricantes, los ingenieros Magnani y Salvaneschi. Inicialmente sólo se importaron dos máquinas de cada uno. Las siguientes ya se fabricaron en México, en las instalaciones de la recién creada Industrias Mecánicas Manuel Suárez, ubicada en San Pedro de los Pinos. Esta nueva empresa se dedicó a la fabricación de todas las piezas especiales de conexiones para tuberías. En 1939 se suspendió la importación de tuberías de fierro y de maquinaria europea a causa de la inminencia de la Segunda Guerra Mundial.

Pero ninguno de estos cambios sorprendió al Grupo Eureka, que para entonces se había diversificado en la fabricación de maquinaria para diversas funciones, incluyendo sus propias necesidades. Magnani, Salvaneschi, el ingeniero alemán Wenck y otros inmigrantes, así como ingenieros mexicanos, se unieron para continuar la fabricación de dichos productos y también incursionaron en la construcción de máquinas como tornos, fresadoras, etc. En los siguientes años, algunos refugiados de la Guerra Civil altamente calificados también se integraron a la compañía.

Esta empresa le abrió a Suárez muchas puertas: las de los despachos presidenciales de Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán y las de distintas ciudades del país como Acapulco, Veracruz y Cuernavaca en donde pudo realizar una gran cantidad de obras de infraestructura y tener los contratos más ventajosos. En Veracruz, por ejemplo, durante el sexenio de Ávila Camacho, el gobierno federal lo contrató para realizar una planta para el tratamiento de aguas negras, tres correctores fluviales, la desecación de las lagunas, la ampliación de la costera, de la calzada de circunvalación y de diversas calles, y la instalación del alumbrado público, además de que planeó la construcción de escuelas, mercados, rastro, hospital, deportivos, así como la ampliación y acondicionamiento de las terminales ferroviaria y marítima y de la Aduana.

Algo similar sucedió en Acapulco, pero durante el sexenio de Miguel Alemán, en donde además compró grandes extensiones de terreno que en aquel momento no eran tan costosas, y se introdujo en el negocio inmobiliario y de fraccionamientos. A través de su compañía Eureka y de sus contratos de obra pública, también llegó al norte del país, a Sinaloa, en donde se dio a la tarea de construir el distrito de riego derivado de la presa Sanalona sobre el río Tamazula del Valle de Culiacán.

Ya en la posguerra, Manuel Suárez se aventuró en la industria azucarera y comenzó la extinción de Eureka como constructora en los años cincuenta. Sin embargo, las fábricas de asbesto cemento continuaron reproduciéndose. Primero en Monterrey, después en Guadalajara, más tarde en Ensenada y finalmente en Macuspana, donde la maquinaria ya nunca se instaló. Las fábrica de este material que tanto aportó a la infraestructura del país fueron vendidas por Suárez a Carlos Trouyet en 1968.

Más o menos durante la época en que se iniciaron los grandes contratos para la empresa Eureka, también se comenzaron a desarrollar investigaciones en Inglaterra alrededor del asbesto y sus efectos nocivos para la salud, como elemento cancerígeno y sobre la asbestosis, una fibrosis del pulmón comparable a la silicosis del minero. Desde hace más de 50 años, se sabe que el asbesto está vinculado con patologías mortales, que aparecen a gran escala, pero las decisiones políticas tardaron en llegar, seguramente porque en México, como en otros países del mundo, la industria del asbesto resultó ser un gran negocio como lo pudimos ver a través de estas breves líneas.


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