De varia restaura(n)tione

De varia restaura(n)tione

Un restaurante de lujo en una hacienda henequenera restaurada es el sello Ixi’im, reconocido como el restaurante más hermoso del mundo por la UNESCO, quien el pasado 15 de mayo le otorgó el premio internacional Prix Versailles “gracias a su exquisita integración de arquitectura e interiorismo en un proyecto de excelencia.”

 

La palabra Restaurante viene del francés “restaurant”, y éste del latín “restaurare”, reparar,  pues la comida claramente “repara el estómago vacío”. Se dice que este término se usó por primera vez en 1765 cuando un panadero parisino de apellido Boulanger, obtuvo fama por vender sopa bajo un letrero que decía “Venid a mi casa, hombres de estómagos cansados, y yo os restauraré”.

En arquitectura el término restaurar, proviene de la misma etimología “restaurare” y se entiende, según Cesare Brandi, como cualquier intervención dirigida a devolver la eficiencia a un producto de la actividad humana. En general este término ha dado origen a varios debates, sin embargo, la idea que subyace es la de recuperar aquello a lo que se le ha otorgado un valor.

Es el caso de esta propuesta que agrupa de manera afortunada los dos conceptos y restaura tanto a sus comensales, como la vista y los sentidos a través de una intervención respetuosa sobre una preexistencia edificada. Su nombre es Ixi’im palabra que en maya significa maíz, y es el restaurante insignia del hotel de lujo Chablé Resort & Spa, reconocido a nivel internacional por su belleza y merecedor en 2017, del mismo premio pero en la categoría de “mejor hotel del mundo”.

El complejo se ubica en Chocholá, Yucatán, dentro de una antigua hacienda henequenera, cuyo esplendor productivo en la segunda mitad del siglo XIX y posterior decadencia en la segunda mitad del siglo XX propició la búsqueda de nuevos usos para reactivar este patrimonio cultural. En particular Ixi’im se ubica en la que fuera casa de máquinas, pues el conjunto hacendario está constituido por varias estructuras independientes que conforman el espacio público o plaza principal.

La propuesta, a decir de sus autores− Paulina Morán, Jorge Bolio Arquitectura, Lavalle / Peniche Arquitectos, Mauricio Gallegos Arquitectos, Central de Proyectos SCP−, parte de establecer una pausa en el eje norte sur que conecta, desde su origen, el casco principal de la hacienda con otros asentamientos cercanos, mediante un umbral sutil que contiene virtualmente el espacio de acceso a la ruina.

El equipo de arquitectos quiso hacer referencia a la actividad original y a sus elementos industriales, y por ello la estrategia de intervención se materializó en un gran cerramiento metálico que enlaza las preexistencias con el nuevo programa arquitectónico. Este marco de acero, al interior se desfasa para liberar a los muros existentes de la responsabilidad estructural, gesto arquitectónico que produce un espacio intersticial de diálogo entre patrimonio e intervención y a su vez cumple otras funciones como filtrar luz natural indirecta y brindar soporte al despliegue de una vitrina que alberga la colección de bebidas artesanales más grande del país.

Otro elemento interesante lo constituyen las sogas de henequén suspendidas al interior, que fueron producidas por la última cordelería activa de Yucatán. Las sogas, además de cumplir una función acústica, tienen una función testimonial pues son muestra del material que dio origen al edificio.

La secuencia espacial permite transitar entre épocas en un ciclo de respeto y pertenencia. Esto, aunado al paraíso gastronómico que representa, hace que la experiencia en conjunto sea una verdadera restauración.


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