El día de la Santa Cruz
Cada año, el 3 de mayo se celebra una fecha especial para los trabajadores de la industria de la construcción. Pero ¿Cuáles son los orígenes de esta celebración? ¿Qué hay detrás de este festejo popular?
Es un día de fiesta. Se bendice la Cruz, se adorna y se coloca con respeto en algún punto de la obra. Al medio día aparecen los comales, los chiles, el humo y las tortillas, que no paran de pasar de mano en mano. La música sube un poquito más, entre risas y refrescos. Arquitectos, ingenieros, contratistas, maestros, peones, todos se reúnen en la obra porque es la Santa Cruz, un día para celebrar.
¿Por qué esta fecha en particular?
Detrás del festejo popular hay varias historias.
- La fiesta de la Santa Cruz se vincula con la llegada de las primeras lluvias y el inicio de la siembra del maíz, en este sentido, la fiesta posee un carácter eminentemente agrícola: se celebra la fertilidad y el buen logro de las cosechas. Desde tiempos prehispánicos, justo en los primeros días de mayo, nuestros ancestros realizaban rituales dedicados a Tláloc con la finalidad de que la lluvia llegara y la cosecha fuera abundante.
- Cuando los primeros evangelizadores llegaron a estas tierras, ponían cruces en las nuevas construcciones de iglesias, conventos y casas de oración. Se cree que la desnudez de los maderos no era bien recibida por los oriundos del lugar, por lo que preferían pintarlas con colores llamativos y adornarlas con flores y listones.
- Pero la historia de este día también se remonta a finales del siglo tercero, cuando la emperatriz Elena, madre de Constantino, decidió buscar la cruz en la que Jesús murió y mandó demoler un templo dedicado a los dioses paganos romanos; entre los escombros, se encontraron 3 cruces y para saber cuál era la cruz donde Cristo murió, pidieron que un enfermo las tocara y de pronto, una lo curó. Por este hallazgo la mujer fue canonizada, y hasta la fecha se le venera como Santa Elena de la Cruz. El festejo, conocido también como “Día del albañil” , se relaciona con este relato porque quienes demolieron el templo romano fueron, precisamente, trabajadores de la construcción.
Todas estas historias sustentan la fiesta tradicional, un rito que además de celebrar el oficio, y destacar la importancia de todos aquellos que construyen con esfuerzo nuestros espacios; es un deseo colectivo para pedir que la obra sea conducida a buen final.