Japón y Brasil unidos esta vez por Kengo Kuma
Como parte del proyecto para promover grandes virtudes de la cultura japonesa a otros países, The Japan House São Paulo abrió sus puertas en Brasil con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Este recinto cultural es el primero en su tipo en el mundo y fue diseñado por el arquitecto Kengo Kuma.
A Japón y Brasil los une una historia común que se remonta a principios del siglo XX, cuando llegó al país sudamericano una importante población japonesa fruto del acuerdo entre el gobierno japonés y el brasileño, pues Japón vivía desde fines del siglo XIX una crisis demográfica, mientras Brasil necesitaba de mano de obra para los trabajos cafetaleros.
La población japonesa de Brasil está estimada en 1,5 millones, y constituye la mayor población nipona fuera de Japón en el mundo, le siguen Estados Unidos y Perú. Del total, un 12% son nacidos en Japón (issei) y el resto está dividido entre nissei (hijos de japoneses), sansei (nietos), yonsei (bisnietos) y demás. Actualmente, el término nikkei es el más adecuado para denominar a los japoneses y a sus descendientes pero también es común la denominación nipo-brasileiro para referirse a los ciudadanos brasileños de origen japonés.
Este contexto histórico dio paso a un intercambio cultural importante, del cual incluso existen corrientes artísticas específicas, como la llamada “Escuela nipo-brasileira”. Por ello, no sorprende que este año el “Japan House Project”−proyecto dirigido por el Ministerio de Asuntos Exteriores cuyo objetivo es promover diversos aspectos de la cultura japonesa en el mundo− abriera su primera sede en São Paulo.
El recinto cultural de 2,244 metros cuadrados es el primero en su tipo en el mundo y fue diseñado por el arquitecto Kengo Kuma. El edificio, que anteriormente albergaba un banco ubicado en la avenida Paulista, se ubica en el centro de la ciudad de São Paulo, caracterizada por su gran agitación y por su vida enfocada a los negocios.
La propuesta del renombrado diseñador japonés fue crear un espacio hospitalario y acogedor, de líneas limpias, podría decirse, de un minimalismo cálido. Para ello, transformó la envolvente del edificio, a través de una revolucionaria fachada de madera; mientras que para los interiores utilizó un metal de aluminio expandido y mezclado en washi (papel japonés). Como resultado los espacios mantienen una combinación poética de las costumbres y los nuevos materiales creando un espacio moderno y transparente, que ofrece calor hogareño al visitante y lo aleja del ajetreo cotidiano.
La impresionante retícula en la fachada está hecha de una nueva tecnología de ciprés alambrado Kiso hinoki sostenido por fibra de carbón, materiales que juntos expresan hacia el exterior la importancia en los detalles que siempre ha distinguido a los japoneses y el nacer de un bosque que emerge entre la gran selva de concreto. Todo ello sin olvidar aspectos urbanos relevantes, como la enorme entrada principal que resulta de fácil acceso paralela a la gran avenida Paulista, una de las más importantes de la ciudad.
Con sus instalaciones que incluyen un área de exposiciones, una sala de conferencias, una tienda y un restaurante, la Casa de Japón se ha convertido también en un nuevo punto turístico de São Paulo y una forma de dar continuidad a la relación histórica entre estas dos naciones.