La vigencia del pensamiento de Miguel Ángel de Quevedo

La vigencia del pensamiento de Miguel Ángel de Quevedo

En estos días en que se talan árboles para abrir paso a sistemas de movilidad como el Metrobus; en el que no se considera la importancia de las áreas libres en los proyectos de vivienda, y la naturaleza queda arrinconada en camellones o espacios residuales, es necesario aprender de la historia de nuestra ciudad a través de uno de sus personajes clave.

 

Miguel Ángel de Quevedo no sólo fue un ingeniero, sino uno de los grandes investigadores del siglo XIX, impulsor del urbanismo, del medio ambiente y de la ingeniería forestal. Conocido también como el “Apóstol del árbol”, es autor de obras como Memorias del Valle de México (1889) y Espacios libres y reservas forestales de la ciudad (1911).

En sus estudios ya se advertía una preocupación por el futuro de la ciudad, por lo que sugirió diversas opciones para mitigar sus problemas ambientales.  Hoy en este artículo revisaremos algunas de sus propuestas.

  1. Espacio libre y árboles en la ciudad

Parte de que todo conglomerado urbano crea problemas de salud, especialmente por la renovación del aire. Por ello remarca la necesidad de espacios libres: parques −sin importar su escala−, jardines, avenidas con árboles que garanticen las suficientes reservas forestales para purificar el aire.  Precisamente, una de sus primeras acciones fue la de donar a la ciudad de México el Vivero de Árboles y Plantas Floridas de Coyoacán −conocido posteriormente como Viveros de Coyoacán− para que ahí se reprodujeran algunas de las especies que él había traído a México y se su usaran en la reforestación de espacios urbanos.

  1. Zona Protectora Forestal de Contorno.

Plantar árboles en zonas aledañas a la ciudad para que la doten de oxígeno a través de un programa real de reforestación.

  1. Diseño Urbano para favorecer la ventilación

Su pensamiento fue pionero en esta disciplina; al observar el crecimiento de las colonias imaginó la problemática de la ciudad y la tendencia acelerada de crecimiento urbano. Por ello remarcó la necesidad de garantizar que el viento circulara por la ciudad a través del diseño de calles y edificios. Propuso que las construcciones no excedieran de los 22 m de altura, que el ancho de las calles fuera de 18 metros y que la traza combinara el sistema rectangular y el radial a fin de tener espacios más variados por donde circulara el viento.

  1. Avenidas de Paseo

Formadas por una gran vía pública con árboles, espacios con amplias banquetas y cómodos asientos para el descanso, tal como lo era el Paseo de la Reforma en ese momento o los park way generalizados en países como Francia, Alemania y Norteamérica; estas vías podrían comunicar a los parques suburbanos y hacer más ágil el paseo por la ciudad.

  1. Embellecer la ciudad.

Un concepto muy acorde a la época, el de la búsqueda de la belleza. Sin embargo, el ingeniero M.A. Quevedo planteó que la misma reforestación, los espacios amplios y salubres, y la incorporación de las áreas libres a la ciudad, darían como resultado una imagen urbana para deleite de sus habitantes y visitantes.

Más de cien años han pasado desde que se plantearon estas opciones, y las ideas del ingeniero siguen enfatizando una necesidad actual. Conservar las reservas forestales y los árboles como unidad básica para hablar del ambiente garantizan la seguridad, la salubridad y belleza necesarias para concebir una mejor calidad de vida en las ciudades del presente y del futuro.


Comments are closed.