Visión a futuro en maquetas

Para impulsar la recuperación tras Covid-19, la creación de nuevos proyectos será vital. En una ocasión el arquitecto Bosco Gutiérrez, artífice del diseño del World Trade Center en la Ciudad de México, le preguntó al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, qué había hecho para desarrollar proyectos tan emblemáticos, a lo cual respondió: “cuando yo necesito trabajo, elaboro una maqueta”. además, era observador y detectaba necesidades. Por ejemplo, a principios de la década de 1960 se dio cuenta que el fútbol era cada vez más popular y que el equipo de Televisa no tenía estadio, por lo que realizó una maqueta, buscó un terreno y propuso el proyecto a los directivos, quienes aprobaron la construcción del Estadio Azteca.

 

Para realizar las obras privadas o públicas que el país necesita, hay que proponer proyectos. No esperemos a que alguien más proponga, es momento de arriesgar. En esta industria, hay que hacer maquetas.

Maquetas de proyectos y también para promover la inversión es lo que necesitamos, sin embargo, por parte del gobierno se necesita una regulación moderna, eficientar procesos y hacer las cosas más directas, transparentes y rápidas, en cuanto al sector privado puede proponer, pero el gobierno debe ser receptivo y apoyar al gremio.

 

Cuando los arquitectos de principios del siglo XX empezaron a replantear diseños con espacios más abiertos y luminosos (en las anteriores pandemias), además de mobiliario más sencillo, en este momento debemos aprovechar las herramientas tecnológicas existentes y repensar cómo deben ser los desarrollos a futuro, escuchar a los expertos en salud y a los usuarios.

 

En desarrollos verticales, propone el representante gremial, hay que recuperar las terrazas que se han estado perdiendo y son de gran utilidad para abrir la vida privada al contacto con el medio ambiente. En oficinas la curva de utilización de metros cuadrados por empleado se estaba minimizando, ahora el diseño debe estar centrado en privilegiar la interacción y seguridad por encima de la reducción de costos.

 

Por: Samantha García