Los caminos del futuro son solares

Las carreteras solares ya están siendo construidas y usadas en diversos países y representan una transición importante hacia el uso cotidiano de energías renovables.

 

La participación de la energía fotovoltáica en la vida cotidiana ya es un hecho.  Sea en forma de paneles solares, o como en este caso, siendo parte de carreteras que no sólo generan energía para su alumbrado, señalamientos, etc. sino que pueden abastecer poblaciones enteras.

Estas losas prefabricadas se componen de módulos de concreto con una capa superior de vidrio templado de 1 cm de espesor. Debajo de éste se encuentran células solares de silicio cristalino, sensores y una base de concreto. Según sus fabricantes, este tipo de paneles solares están especialmente concebidos para soportar el peso de cualquier vehículo, incluido el de camiones, y garantizar la adherencia de los neumáticos.

Francia fue el país pionero en el uso de esta tecnología, al inaugurar en el 2016, un tramo de un kilómetro en una vía local en Normandía, al noroeste del país.  Sin embargo, en aquella ocasión fue muy criticado por diversas organizaciones ecologistas que consideraban su costo −5 millones de euros−, desorbitado para la cantidad de energía que podía producir.

En la actualidad, esos costos se han reducido, y de acuerdo con la empresa Solaroad, en sólo cinco años, podrán tener un precio similar al de las carreteras convencionales. Además al considerar los ahorros energéticos, las vías solares se amortizarán en 10 o 15 años.

China, es otro país que se suma al uso de carreteras solares, al anunciar recientemente que para el año 2022 tendrá su primera superautopista solar. Ésta permitirá cargar de forma automática los vehículos eléctricos que circulen por los 161 kilómetros que unirán las ciudades de Hangzhou y Ningbo, al este del país. Otra novedad es que los automóviles no tendrán que detenerse para pagar los peajes, ya que el importe se abonará de forma automática a través de un chip instalado en ellos.