Materializando ideas por un planeta mejor

Materializando ideas por un planeta mejor

En los últimos días se ha hablado mucho sobre el desarrollo de nuevos materiales para la construcción; la novedad, son reciclados y sus creadores son jóvenes universitarios.

 

Las nuevas generaciones saben que están viviendo en un estado de emergencia ambiental. La crisis de los recursos naturales, los estados de contingencia ambiental y otros fenómenos relacionados, forman parte de su cotidianidad. Son tantos los problemas a los que se enfrenta la humanidad, como numerosos los retos de investigación encaminados a resarcir la relación del hombre con su medio. Bajo este enfoque, un grupo de jóvenes universitarios están dedicando sus esfuerzos a la creación de nuevos materiales para la construcción bajo una misma premisa: que sean amigables con el entorno.

En la UNAM, Gregorio Allan Rodríguez Ortiz, de la carrera de ingeniería civil de la FES Aragón, con apenas 25 años fundó una empresa llamada Ingenia Concretos que se dedica a crear placas de concreto capaces de purificar el aire hasta un 30 por ciento de las partículas dañinas que flotan en la atmósfera. Estas placas pueden emplearse para acabados de edificios y fachadas, en banquetas, estacionamientos o jardines; son muy resistentes y además tienen la ventaja de ser permeables y de reutilizarse luego de su vida útil para hacer un nuevo lote del mismo material.

Aunque no cuentan con una planta de gran tamaño y el precio por metro cuadrado sea de mil 200 pesos, los creadores de este nuevo concreto confían en que la gente lo prefiera por sus ventajas estéticas y sobre todo ecológicas.

Otro paso hacia la creación de materiales sustentables lo dio la UPAM (Universidad Politécnica de Amozoc, Puebla) en donde se trabaja en un proyecto −abalado por el CONACYT− para crear adoquines o losetas a partir del reciclado de botellas de PET.

El profesor Juan Antonio Zamora Rodríguez, subdirector académico de la UPAM, explicó que los adoquines creados a partir del reciclaje de botellas que se desechan en la propia institución, brindan una pieza resistente con una duración aproximada de 20 años, sometidos a condiciones de intemperie y esfuerzos mecánicos; aunque advirtió que si el PET reciclado se combinaba con PET puro y otros aditivos, la vida útil de estos adoquines se incrementaría.

“Tiene varias ventajas porque es un polímero, consecuentemente posee características de larga duración, ya que no se desintegra fácilmente por el medio ambiente. El molde fue diseñado con una estructura específica en forma de hexágono, con soportes transversales para reforzarlo y evitar que se quiebre al ser utilizado como piso de tránsito ligero”.

El maestro Zamora Rodríguez indicó también que el propósito de este material es que pueda ser ubicado en los pasillos de la universidad y, posteriormente, en banquetas del campus. El objetivo final es que el proyecto detone en una empresa de materiales alternativos para que la loseta pueda producirse a mayor escala y ser competitiva en la industria de la construcción.


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